16 de abril de 2025 Blog Por

Por un derecho internacional como espacio de protección más generoso y eficaz

Derecho internacional y derechos humanos en las Américas: la perspectiva de la abogada Viviana Krsticevic, quien el próximo 18 de abril recibirá el premio “Prominent Woman in International Law” otorgado por la Sociedad Americana de Derecho Internacional.  

Por Novella Benedetti para Unimondo

 

El “Prominent Woman in International Law” (Premio Mujer Destacada en el Derecho Internacional) es un reconocimiento de gran prestigio en el ámbito del derecho internacional y los derechos humanos, otorgado por la Sociedad Americana de Derecho Internacional. Creado en 1993, ha visibilizado a profesionales que, muchas veces, han desarrollado su labor en contextos especialmente desafiantes. En 2022, por ejemplo, fue concedido a Fatou Bensouda, exfiscal de la Corte Penal Internacional, y en 2021 a Gabrielle Kirk McDonald, jueza de los tribunales para la ex Yugoslavia. Este viernes 18 de abril se celebrará la edición 2025 del premio, que será entregado a la abogada Viviana Krsticevic, directora ejecutiva del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL). 

¿Qué significa para usted recibir este premio? 

Es un honor y una alegría, porque representa no solo un reconocimiento a mi trayectoria profesional, sino también al trabajo que hemos realizado junto a muchas personas para lograr que el derecho internacional de los derechos humanos sea un espacio de protección más generoso y más eficaz. 

¿Qué casos han marcado su mirada sobre los derechos humanos en las Américas? 

Los casos que más me han influido fueron aquellos con los que inicié mi carrera, vinculados a crímenes de lesa humanidad y desapariciones forzadas. Por ejemplo, los casos sobre amnistías en Perú fueron una verdadera escuela para entender el poder transformador y movilizador del derecho internacional en la búsqueda de verdad y justicia frente a graves violaciones de derechos humanos. El impacto de esos casos —junto a otros conectados con procesos sociales en Argentina, Bolivia, Guatemala, Colombia, Chile, Brasil y muchos otros países— permitió que la búsqueda de la verdad por parte de las familias de víctimas de desaparición forzada se consolidara como un verdadero derecho. De esos casos aprendí sobre el amor, la perseverancia y la dignidad que impulsan a las familias a seguir adelante, incluso cuando todo parece perdido. 

¿Cómo evalúa la situación actual de los derechos humanos en las Américas? 

Estamos atravesando una etapa crítica. Me preocupa la persistente violencia física, jurídica y digital contra personas defensoras de derechos, así como la tendencia creciente en varios países de cerrar espacios de participación cívica y restringir la libertad de asociación. Las mujeres y las juventudes han estado al frente de muchas luchas, y han enfrentado formas específicas de represión. Ejemplos de esto son mis colegas Berta Cáceres y Digna Ochoa, asesinadas por su labor; las amenazas contra personas como la periodista Jineth Bedoya, el niño Francisco Vera, la activista Vilma Núñez y el CENIDH. 

¿Cuáles considera que son los principales desafíos? 

La democracia en nuestro continente está siendo puesta a prueba, con retrocesos significativos que han dado paso a regímenes autoritarios o a prácticas autoritarias persistentes en varios países. Sin embargo, también hay un compromiso firme de muchos sectores sociales, empresariales e institucionales para que las Américas sigan siendo un bastión de la democracia. Además, la emergencia climática está afectando los derechos individuales y colectivos de millones de personas en la región, y representa uno de los grandes temas de nuestro tiempo. 

Este premio reconoce y estimula la participación de las mujeres en el derecho internacional. ¿Cómo ha evolucionado ese espacio? 

Ha habido avances, con más liderazgos visibles en espacios de decisión y una agenda relevante en términos de derechos. Incluso en el pasado, las mujeres han estado presentes en muchos espacios del derecho internacional, particularmente en el sistema interamericano. Han sido protagonistas de luchas, impulsoras de convenciones, de desarrollos jurídicos e institucionales. También han sido víctimas, abogadas, asesoras legales, directoras jurídicas, y más. 

¿Cuales son los obstáculos presentes para la participación de las mujeres en espacios internacionales? 

Persisten barreras estructurales tanto para el pleno goce de los derechos como para acceder a espacios de representación. Con la campaña Gqual, hemos promovido medidas muy concretas para garantizar una representación más inclusiva y equitativa, perfeccionar los sistemas de selección y voto, y mejorar las condiciones para ejercer los mandatos. En la última década se han logrado avances sustantivos; esperamos que uno de los próximos pasos significativos sea tener una Secretaria General de las Naciones Unidas.  

El derecho internacional está en constante evolución. ¿Ha habido algún cambio reciente que considere relevante? 

Uno de los avances más notables en términos de mujeres y participación en espacios de decisión ha sido la adopción de la Recomendación General 40 (GR40) por parte del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Este documento representa un cambio de paradigma al establecer la paridad de género 50:50 como estándar de igualdad en los espacios colectivos, aplicable a todos los niveles de toma de decisiones, incluyendo los internacionales. Sus implicaciones son profundas. Entre los desafíos más apasionantes, también destacaría la evolución del derecho internacional y de los derechos humanos en relación con el cambio climático. Las consecuencias jurídicas y las posibles respuestas a esta emergencia nos exigen repensar aspectos fundamentales, como el ámbito de la responsabilidad internacional y las normas de atribución de dicha responsabilidad. Es un ejercicio profundamente creativo y necesariamente interdisciplinario, con dimensiones tanto locales como globales.  

Entonces, estamos en un momento clave para los derechos humanos. 

Hoy, la magnitud de los desafíos que enfrentamos exige construir redes y alianzas que vayan más allá de sectores específicos. Se necesita una mirada más profunda sobre las problemáticas actuales y su impacto. La lucha por la igualdad, por un mundo en paz, justo y sostenible, es una lucha por el mundo en el que queremos vivir.